¡Ya no sé qué hacer por mi hijo! ¿Sabes qué es un niño o bebé de alta demanda?

¡Ya no sé qué hacer por mi hijo! Realmente me agota y no me deja respiro… lo amo, es mi bebé, pero es que quiere que solo esté pendiente de él, desde pequeñito ha sido así, no me deja ni un segundo, todo el tiempo quiere atención y yo tengo más cosas que hacer… Te conectas con esto?…. te cuento, si esto te pasa, probablemente tienes un bebé o un niño de alta demanda.

Pero tranquila, no hay nada de que temer, un niño o bebé de alta demanda es un niño completamente normal. No tiene ni le pasa nada. Tampoco es que sea caprichoso, consentido o mimado, simplemente nos necesita más de lo que lo harían otros niños, y nos lo hace saber.

Es que cada niño, cada bebé es un mundo; porque al fin y al cabo son personas en desarrollo, son  seres humanos como tú y como yo, y no todos somos iguales, algunos tienen una personalidad diferente a otros, por lo tanto también tienen necesidades diferentes. Algunos simplemente son más demandantes.

Cómo podemos entender esto de un niño o bebé de alta demanda?

Un niño o bebé de alta demanda requiere tanto de papi y mami, que es importante aprender a interactuar con él, para no terminar nosotros desbordados, y ellos frustrados.

Tienes que saber y procesar, que un niño o bebé de alta demanda, suele ser muy intenso, y hay quienes los llegan a calificar cómo complicados. La realidad es que terminan siendo un reto para sus papis y sus cuidadores. Pero, ellos son niños maravillosos, con una personalidad fuerte y debes saber que se convertirán en adultos maravillosos, ya que suelen ser curiosos, apasionados, sociables y perseverantes para lograr sus metas, y además son muy afectuosos.

#InfoMathy fue un bebé muy demandante, yo siempre estaba cansada porque no paraba con él, siempre quería brazos, siempre quería juegos, siempre quería mimos y siempre quería teta, y largas dosis de teta, la cual recibía a libre demanda por lo que vivía el día entero pegado a mi pecho. Pero realmente algo llamaba mi atención, yo veía que otros bebés no eran así… dormían más, hacían menos tomas, se quedaban tranquilos en sus cunas, porta bebés o coches, pero él no. Y eso me llevó a investigar.

En un principio, como el tenía atenciones especiales por su condición de prematuro, creía que por eso yo estaba tan agotada, y pues mi respuesta inmediata ante sus necesidades me había llevado a pensar con el pasar del tiempo, que solo estaba acostumbrándolo a eso, y por esa misma razón demandaba tanto, sin embargo; yo seguía respondiendo ante sus necesidades a pesar de estar tan agotada.

Pero el tiempo me llevó a dudar… y a preguntarme… ¿Será que le pasa algo a mi hijo?, ¿Y si realmente tiene algo y nadie se ha dado cuenta?… Entonces comencé a buscar información, hasta qué encontré al fin este término “Bebés o niño de alta demanda” y con éste, vi que mi hijo encajaba perfectamente en las descripciones.

Encontré bastante información relevante y descubrí que mi hijo era un bebé de alta demanda y que por eso era distintos sus requerimientos, por eso no me daba descanso y por eso estaba tan agotada, pero sobre todo descubrí que mi corazón de madre no se equivocaba al desear a como diera lugar responder a sus demandas, por más agotada que pudiese estar o por más pendientes que tuviese que aplazar. 

Lo que descubrí acerca de un bebé o niño de alta demanda.

El primero en hablar de “bebés de alta demanda o con altas necesidades” fue el pediatra William Sears, conocido también por ser el creador de la conocida y tan mencionada por nosotras “Crianza con Apego”, con la que le mostró al mundo entero que si era posible criar a los bebés de un modo diferente al que muchos venían acostumbrados.

Este importante pediatra, el Dr Sear, empezó a hablar también acerca de los bebés de alta demanda (High need baby), ya qué su cuarta nenita, resultó tener una demanda de atención muy distinta a la de sus otros tres hijos. Estos primeros tenían un comportamiento similar y predecible, mientras que su cuarto bebé, Hayden, mostró un comportamiento muy diferente y esto llamaba mucho su atención.

Su esposa, enfermera y también dedicada y practicante de este hermoso término de la crianza con apego, le repetía constantemente al Dr. Sears, “No puedo soltarla ni un momento, no me deja”. Al momento de soltarla, la beba enseguida empezaba a llorar y la lactancia no era únicamente una manera de alimentar a la niña, sino que también se había convertido en un medio de consuelo, una especie de tranquilizante. La niña no aceptaba sustitutos. Sólo los brazos y el pecho de mamá eran los que hacían que estuviera tranquila.

Ante semejante dependencia, y desespero por el agotamiento, además de las dudas e inquietudes que sentían al ver que todo lo que practicaron con sus primeros hijos no funcionaba con esta cuarta niña, comenzaron a escuchar consejos de algunos amigos, quienes les decían que simplemente debían dejarla, que ya en algún momento dejaría de llorar. Así que lo intentaron, pero el resultado fue catastrófico, pasó justo el contrario. La niña lloraba más y más, y con mayor intensidad, de un modo súper persistente, que además se intensificaba si no respondían.

Ante esta situación ellos podían hacer dos cosas:

La primera tratar de entender a la niña y aceptar que era muy capaz de solicitar lo que necesitaba en cada momento…

o la segunda tratar de doblegar sus inquietudes mediante el uso del conductismo o del “ya te cansarás”.

La familia Sears decidió optar por la primera solución. Si un bebé llora y demanda algo, es porque lo necesita, ni más, ni menos. Considerando las premisas de la crianza con apego, cerraron los libros de bebés, dejaron atrás cientos de teorías y recomendaciones, y optaron por escuchar lo que su hija estaba tratando de decirles desde aquel primer día en el que nació: “Hola mamá y papá, han sido bendecidos con un tipo de bebé diferente, yo necesito un tipo de padres diferentes. Si aceptan a ello, nos llevaremos muy bien. Si no, les cuento que viviremos una larga lucha”.

En el momento en el que entendieron cómo era su hija Hayden, y dejaron de lado las ideas preconcebidas de cómo debía ser un bebé, y que aceptaron que demandaba más porque necesitaba más, se dieron cuenta de que los bebés no intentan manipular con sus demandas, sino que, simplemente, las comunican.


El Dr. Sears explica en su página web  sobre un niño o bebé de alta demanda, de la siguiente manera:


“Hayden nos hizo volver a evaluar nuestras funciones como padres. Nosotros siempre habíamos pensado que para llevar a cabo una crianza eficaz era necesario un control constante […] Se supone que hay una relación de confrontación entre padres e hijos: el bebé está tratando de hacerte daño (manipular, controlar), así que es mejor dar nosotros primero”.



Ellos se dieron cuenta de que, esa “suposición” no se cumplía con su hija. No había intención de manipular ni controlar, ella simplemente pedía lo que necesitaba, por lo que decidieron no intentar cambiar a su bebé para que fuera como los demás, sino aceptarla tal y como era:


“Nuestro papel como padres era cómo el de un jardinero: no podemos cambiar el color de una flor, ni decidir el día en que florece, pero sí podemos quitar la maleza y podar la planta para que florezca de manera más bella.”

Un tipo de bebé diferente, como lo era su pequeña y cuarta hija, Hayden, necesitaba ser comprendida por su entorno. Sus papás pudieron notar que pocas personas entendían aquel comportamiento de su pequeña y que era imprescindible catalogar de alguna manera su manera de ser, para poder explicarlo a los demás.

Las etiquetas habituales no eran precisamente las más adecuadas, la mayoría eran demasiado negativas (bebé difícil, niña molesta, excesivamente enérgica,…) como para poder representar a un bebé con la habilidad de expresar sus necesidades, así que, tras dos años, y después de hablar con diversos padres de hijos con las mismas características que su pequeña nena, apareció el término “bebé o niño de alta demanda”.

Conclusiones

Si todo esto que hoy lees te suena, te invito a que investigues cómo yo lo hice. Entender y procesar que tenemos hijos con necesidades especiales que requieren mayor atención, nos hará actuar de manera diferente, porque ya sabremos que no somos los únicos, que nuestros hijos no tienen nada malo, que no tenemos bebés o niños malcriados o demasiado consentidos, solo piden lo que necesitan, atención y cuidados.

InfoMathty fue un bebé de alta demanda, me lo hizo saber desde un principio, al momento de nacer daba gritos que me hicieron preguntar si algo malo le pasaba a mis hijos, y la respuesta que obtuve fue que tendria hijos llorones, inclusive en UCIN era tan enérgico cuando tenía hambre, que entre gritos, patadas, brazadas y grandes movimientos, se arrancaba las sondas, pero eso lo descubrí realmente fue con el paso del tiempo, ya que mi corazón de madre me decía que algo había de diferente en él y por eso investigué.

Un bebé o niño de alta demanda, es tan solo un pequeño que requiere mayor atención. No es un término diagnóstico, porque no tienen ninguna condición, fue solo una conclusión que ha promovido el pediatra William Sears, por lo vivido con su cuarta hija, y lo intercambiado con otros padres de hijos cuyas necesidades de atención eran igual de exigentes. Esta es solo es una característica, digamos que forma parte de su personalidad.

Autor:

Lcda. Michelle Mendoza.

Puedes leer otros de mis artículos del Blog, como este otro que te dejo aquí. 

También te podrían interesar los videos de nuestro canal de YouTube.

Deja un comentario

¿Tienes preguntas acerca de nuestros servicios?

Contáctanos

Ir al contenido