Ser niño en tiempos de pandemia

Resulta curioso que todos los adultos se reunieron en las tiendas para abastecer sus necesidades y garantizar los alimentos necesarios en el tiempo de la pandemia mundial, ¿y que paso con los niños?, ninguno de estos fue a la tienda de dulces.

Es curioso que mientras los adultos se saltan un rato la cuarentena para tomar aire o beber un delicioso café, los niños que verdaderamente necesitan el movimiento porque su cerebro lo demanda, no se hayan escapado de la casa a saltar, correr o salir al parque con sus juegos y algarabías.

“Después de pasar los últimos 3 meses peleando con mis hijos para que se sienten a hacer los deberes, desarrollen rutinas de trabajo, no se levanten a cada momento, terminen lo que empiezan y sean capaces de cambiar de tarea sin llorar, ni escaparse por toda la casa corriendo…”

Porque para algunos adultos es maravilloso saltarse un rato la cuarentena revisando las redes, y los más pequeños deben quedarse tranquilos cuando en realidad su cuerpo les demanda la necesidad de moverse para lograr un aprendizaje significativo.

El movimiento es de gran importancia en el crecimiento saludable del niño, siendo un factor clave para el desarrollo general. Por medio del movimiento, los niños desarrollan su capacidad para pensar, logran la comunicación al interactuar con el mundo que los rodea, también promueve la confianza en sí mismos y con ello mayor autoestima. Los pequeños usan su cuerpo para comunicarse y resolver problemas, logrando crear vínculos más estrechos con el adulto.

A través del movimiento, el cuerpo y el cerebro del niño aprenden y comprenden todo lo que está a su alrededor, siendo de por sí una necesidad para el niño mantenerse en constante movimiento, por lo cual pareciera imposible mantenerlos sentado por largas horas ejecutando actividades de motricidad fina y esto lo notamos con las actividades académicas o manuales donde el niño suele manifestar agotamiento o indisposición, pudiendo ser esto un factor en la inmadurez motora presente en los niños, por lo cual el cerebro del niño requiere de la estimulación motora que se percibe a través del movimiento para lograr engranar o regular lo que es el aprendizaje.

Es por ello la importancia de colocar en el piso o en diferentes superficies como en foamis o edredones a los niños desde las edades más tempranas es decir a los 3 a 5 meses, con la finalidad de que estos comiencen a explorar a través de movilidad y así garantizarles un aprendizaje significativo al hacer.  

El movimiento estimula el reconocimiento del cuerpo, utilizando todo el sistema músculo esquelético, la coordinación, descarga de peso y es capaz de lograr transportar un objeto de un lugar a otro utilizando sus manos en las diferentes formas como: agarre completo, agarre digitopalmar, entre otros. También infiere en lo que implica mantener una secuencia motora de inicio, desarrollo y cierre de una actividad, por ejemplo, a la hora de caminar debo mover primero un pie hacer la descarga de peso y mover el otro pie, para atajar una pelota debo sacar las manos coordinar el movimiento y sostener la pelota entre las manos.

El juego es una actividad instintiva e imprescindible en el desarrollo de los pequeños. Es el modo que tienen los niños de explorar y aprender sobre el mundo, la vida, su propia percepción y el de los demás.

Gracias al juego podemos ver la evolución psicomotora e intelectual del niño. Cómo el niño va consolidando sus destrezas físicas, desde el primer juego sensorio-motor caracterizado por chupar, golpear, apilar, tirar… Hasta los juegos de reglas en los que han de realizar determinadas acciones y evitar otras.

Dentro de estos juegos tan importantes que requieren movimiento para lograr estos aprendizajes que se mencionan anteriormente encontramos:

-Juego sensoriomotor: Estos se manifiestan como una lectura instrumental de conducta o emociones, que da la expresividad del niño de sus conductas, sentimientos y emociones. Esto lleva a que el adulto o cuidador pueda modelar con conciencia para que el niño construya su yo corporal.

-Juego de seguridad profunda: consiste en darse cuenta que el juego al interaccionar el niño en su actividad ocupacional va a dar un estímulo para desarrollar el tono muscular ante las actividades que debe desarrollar, es decir, va a fomentar sus habilidades en cuanto el esquema corporal.

– Juego de maternaje: Es la relación que tiene el niño con el estímulo, la percepción y la respuesta que puede lograr con el adulto, es decir el niño observa al adulto para seguir fomentando su yo corporal.

-Juego presimbólico: Este consiste en el registro y la identificación del niño en observar sus respuestas sensorioperceptuales para orientar y lograr la aparición de otras respuestas a estímulos sensoriales.

-Juego simbólico: el niño capta imágenes y establece diferencias entre una fantasía corporal y una fantasía mental de observación en cuanto a esquema corporal del cual visualiza realidades de su yo corporal y el del otro.

-Juegos de precisión: significa darse cuenta que el desarrolla del tono muscular los lleva a adquirir el control postural deseado, que se obtiene a través del movimiento y de los movimientos simétricos del cuerpo logrando progresivamente la precisión de los movimientos controlados.

-Juego representativo: el niño al desarrollar todas las etapas anteriores, es capaz de acceder a una conciencia corporal de su propio cuerpo y se identifica imitando inclusive conducta de adultos. Es capaz ya de llegar a una descentralización de su yo y el de otros.

Hasta ahora nos damos cuenta de que los niños son seres maravillosos, resistentes ante las diferente situaciones que vivimos en la actualidad, resilientes, colaborativos y dispuestos en cada momento, solidarios, pacientes y afectuosos. Ellos no piden mucho, se conforman con poco, solo necesitan de adultos que sean capaces de entenderles, hablarles con respeto y dedicarles tiempo de calidad, si, un tiempo donde mamá o papá participen en el juego de forma directa; un juego lleno de estímulos y aprendizaje significativo a través del hacer.

Autora:

Terapeuta Ocupacional Zuly Roa. Directora y fundadora de Ceito

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1 comentario en «Ser niño en tiempos de pandemia»

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