Los Niños y La Ansiedad

Gracias a Lorena Rojas de la revista Guapa del Diario La Prensa por esta hermosa nota sobre la entrevista que nos realizó en relación a los niños y la ansiedad, les dejamos por acá lo que fue el proceso de entrevista:
 

Ataques de pánico en la infancia:

 
Durante un proceso de crisis social como el que actualmente está viviendo Venezuela, un niño no va a ser capaz muchas veces de entender o expresar lo que le pasa, se puede estar comportando de una manera inadecuada y parecer que lo hace para fastidiar a sus padres, pero con mayor seguridad podemos sospechar que está sufriendo internamente.
 
A pesar de que no es común en la infancia, debido a los agentes estresores y situaciones de ansiedad actuales, es posible que a los niños les de un ataque de pánico o de ansiedad.
 
Un ataque de pánico es una reacción tanto fisiológica como cognitiva generada por ansiedad, cuya duración puede variar desde minutos hasta horas. Durante el ataque se vivencia una sensación de peligro inminente o de desmayo, causando un gran malestar en el niño, lo que lleva a la urgencia de una búsqueda de escape. Los ataques inician bruscamente y alcanzan su máxima expresión en los primeros 10 minutos.
 

Cuáles son las manifestaciones de un ataque de pánico?

 
Este período de miedo intenso provoca diversas alteraciones fisiológicas como palpitaciones, transpiración, temblores, falta de aire, ahogo, sensación de desmayo, dolor de pecho, náuseas o dolores abdominales, mareo, escalofríos o sofocos, parestesias (sensación de hormigueo en manos y pies).
 
Acompañados también de síntomas psicológicos como temor a perder el control o a perder la cordura, miedo a morir y despersonalización (sensación de extrañeza ante si mismos, o lo que los rodea), en los niños más pequeños puede venir acompañado de conductas regresivas como por ejemplo, volver a hacerse pipí si ya había aprendido a ir al baño, o no querer dormir solo. Todas estas manifestaciones lógicamente generan una gran cantidad de angustia en los padres.
 
Un ataque de pánico en niños no se diferencia mucho del ataque de pánico que puede sufrir un adulto. En lo que mayormente se diferencian es en la interpretación de los síntomas que pueden hacer unos y otros.
 
En la población infantil, los síntomas pueden ser más dramáticos de lo que son en los adultos, incluyendo gritos, lloros, o hiperventilación. Se puede observar que predominan los síntomas físicos, siendo más frecuentes las palpitaciones, los temblores, la dificultad respiratoria y el mareo, siendo menos habitual en los niños los síntomas cognitivos como el miedo a morir o a perder el control.
 
Los ataques de pánico son mucho más frecuente entre los adolescentes que en la edad infantil, siendo que en esta última es más recurrente en niñas que en niños.
 
Durante la infancia, algunos niños sufren ansiedad por separación o ansiedad generalizada cuando son pequeños, y si no se trata, puede persistir y evolucionar hasta convertirse en un trastorno de angustia cuando alcanzan la adolescencia.
 
Los ataques de pánico pueden coexistir con cualquier otro trastorno de ansiedad, normalmente como respuesta al foco del trastorno. Por ejemplo, los niños que sufren ansiedad por separación pueden sufrir un ataque de pánico cuando sus padres se ausentan. Los niños que tienen miedo de quedarse atrapados en lugares de donde no es posible escapar (agorafobia) pueden sufrir un ataque de pánico si están en medio de una fila en un auditorio lleno de personas.
 
Algunas enfermedades orgánicas, como el asma, también pueden desencadenar ataques de pánico, y a su vez, estos pueden desencadenar el asma.
 

Entre los factores que aumentan el riesgo de padecer ataques de pánico están:

 
  • Antecedentes familiares de ataques de pánico o trastorno de pánico o ansiedad.
  • Factores de estrés importante en la vida, como la muerte o una enfermedad grave de un ser querido.
  • Un suceso traumático, como una agresión sexual o un accidente grave.
  • Cambios importantes en la vida, como el divorcio de los padres o la incorporación de un bebé a la familia.
  • Maltrato físico o abuso sexual.
 

Cómo podemos los adultos acompañar a los niños durante un ataque de pánico?

 
Debemos actuar con cautela, siendo el objetivo principal calmar al niño en el momento de la crisis. La ayuda se centrará en ayudarle a respirar profundamente mirándole a los ojos y ofreciéndole toda la seguridad posible.
 
El niño probablemente parecerá no escucharnos ni atendernos pero es muy importante que nosotros mantengamos la calma, pues el niño se pondrá peor si ve nerviosos a sus padres o acompañantes.
 
No intentemos razonar con el niño mientras esté sufriendo el ataque, debemos esperar a que pase.
 
Dependiendo del carácter del niño, podemos acompañarlo a través de un abrazo y caricias si soporta el contacto físico, por otra parte, si lo rechaza, entonces debemos bajarnos a su nivel y acompañarle respetando una distancia prudente.
 
Tenemos que procurar distraerlo, evitando enfocarnos en la situación de estrés.
 
Debemos impedir que se hiperventile, haciendo que respire lentamente y sólo por la nariz.
 
Invitemos al niño a realizar una actividad que sabemos que le gusta, sin imponérsela: cómo pasear, leer un cuento, u otros. Nuestra serenidad le ayudará a calmarse.
 
Más tarde, cuando ya esté tranquilo, ayudémosele a que exprese sus temores para racionalizarlos y afrontarlos. Enseñémosle a relajarse. Existen múltiples técnicas, una de las mejores es jugar con los niños.
 
Procuremos evitar que el niño presencie nuestras propias ansiedades, porque las aprenderá.
 
Si con esto no conseguimos controlar la situación, tenemos que consultar con un profesional de la salud mental.
 
Qué hacer si ha pasado más de una vez?
 
Del mismo modo, si hemos observado que un niño ha presentado en varias ocasiones los síntomas anteriormente descritos, es necesario llevarlo a un profesional de la salud que le pueda realizar una evaluación diagnóstica. En este caso las señales de alarma son:
 
  • Ha sufrido varios ataques de pánico.
  • Está modificando su conducta para evitar situaciones que desencadenan los ataques.
  • El niño se preocupa por posibles ataques futuros.
  • El niño no sufre un trastorno que esté causando los síntomas.
 
Por tanto, los médicos suelen practicar una exploración clínica para detectar trastornos orgánicos que puedan causar los síntomas y también comprueban si existen otros trastornos mentales que pueden ser la causa de los ataques de pánico.
 
No existe una manera segura de evitar los ataques de pánico, por lo que es necesario que si se está presentando este cuadro, puedas busca tratamiento para los ataques de pánico cuanto antes para ayudar a evitar que empeoren o se vuelvan más frecuentes.
 
Cumple con el plan de tratamiento para ayudar a evitar las recaídas o el agravamiento de los síntomas de los ataques de pánico.
Incluye al niño a una actividad física regularmente, ya que puede contribuir a protegerlo de la ansiedad.
 
Sabemos que por la situación del país, en este caso la luz, muchas de las rutinas de los pequeños han cambiado.
¿Cómo le explicamos que ya no puede hacer ciertas cosas?
 
Es muy importante que los niños tengan horarios y que sepan cumplirlos, al igual que tenemos que crear rutinas, sin embargo, todo este tema de la luz sin horarios pre establecidos, que no nos permite ni organizarnos a nosotros los adultos, nos está haciendo perder un poco esos procesos que intentamos guiar a través de las rutinas y los horarios.
 
En algunos casos estos cambios los afectan a nuestros hijos, al punto de que retroceder en cuanto a su comportamiento y avances, es decir, si hablaba claro comienza a señalar más y hablar menos, si había dejado el pañal se vuele a hacer, si ya dormía solo ahora no quiere, si estaba dejando el pecho ahora siente mucho más apego, retroceden hacia cualquier vínculo que lo conecte a su anterior yo, en el que todo era más seguro para el.
 
Por esta razón, lo que recomendamos en primer lugar es trabajar nuestra paciencia y comprensión como adultos, por otra parte, en la medida de nuestras posibilidades, tratar de mantenerle lo más similar posible esas rutinas y horarios, y por último y no menos importante, tratar de hacerle la situación lo más llevadera posible, aprovechando ese tiempo para compartir y jugar, para conversar con ellos, y ser muy sinceros respecto a lo que está sucediendo en el país, pero siempre con una comunicación acorde a su edad y capacidad de comprensión.
 
Los niños entienden, así qué hay que explicarles y si con la explicación no quedan satisfechos, podemos negociar, por ejemplo, ya que no tenemos luz y era tu hora de ver televisión, te llevaré al parque para hacer algo divertido. 
 
Cuál es la recomendación a las madres que piensan que su hijo anda mal?
Si hay alguna señal, si tú corazón de madre te dice que algo no está marchando bien, si estás notando que tu hijo presenta inquietudes, angustias, cambios de humor, irritabilidad o nerviosismo, lo más sensato que pueden hacer es buscar ayuda. Existen miles de profesionales altamente capacitados para ayudar a resolver esos conflictos, y el que estén atravesando por alguno y querer buscar ayuda no los hace ni locos, ni malos padres, así que lo ideal es llevarlo a alguna terapia psicológica.

Deja un comentario

¿Tienes preguntas acerca de nuestros servicios?

Contáctanos

Ir al contenido