En la actualidad se está iniciando un cambio en el sistema educativo. Hemos observado que en algunas escuelas se comienza a hablar sobre la diversidad de género, así como la diversidad en la sexualidad humana, por lo que hay algunas familias que sienten temor ante esta realidad, pensando en cómo esto puede influir o afectar a la niñez ¿Es un problema hablar este tema con los niños y niñas o es una solución? Hoy en este artículo vamos a hacer un análisis para dar una respuesta ante dicha pregunta.
Hablemos del rol del psicólogo y la sexualidad
Para hablar sobre un tema tan amplio e importante, es necesario reflexionar primeramente sobre el rol del psicólogo en la sexualidad humana. En este sentido, Brown, G., (2019) explica que
“Las normas aceptadas de comportamiento y actitud sexual varían mucho en las distintas culturas. Los profesionales sanitarios nunca deben juzgar la conducta sexual, incluso cuando las influencias sociales les presionen para ello. En general, un profesional sanitario no puede definir lo que es “normal” y “anormal”. Sin embargo, cuando la conducta sexual o las dificultades sexuales causan un malestar significativo en un paciente o su pareja, o provocan daño, está justificado el tratamiento.”
Por esta razón, para comprender la conducta sexual, se hace necesario analizar cómo se construye el desarrollo sexual del ser humano. Siendo que, como comenta León, C. (2016) a diferencia de otras especies, la sexualidad humana es un proceso fisiológico e instintivo, que se asocia con el desarrollo cognitivo para la adquisición de la identidad, constancia y estabilidad de género.
Pero además, también es psicológico, afectivo y sociocultural, de acuerdo al aprendizaje de transmisión cultural que se da ante las respuestas y los tratos de los padres a los niños y niñas, al ambiente que rodea a la familia, así como la imitación de los modelos sociales.
¿La sexualidad inicia desde la infancia?
De este modo, se observa que son los procesos de interacción biológica y social los que permiten la construcción de la sexualidad. En este sentido, para los niños y niñas, las normas aceptadas de conducta y actitud sexual están influidas por los padres.
Asimismo, existen aspectos que pueden interferir con esta relación parental e infantil. Según Brown, G., (op.cit.) entre ellas se encuentran el distanciamiento afectivo, la seducción manifiesta y explotación sexual, la hostilidad verbal y física, rechazo y crueldad. De este modo, los niños y niñas que experimenten algunos de estos factores, tienen más probabilidades de desarrollar problemas con su intimidad sexual y emocional.
El desarrollo sexual en la infancia
Asimismo, de acuerdo con la orientación de Aulet, (1992) se comprende que el desarrollo sexual está entrelazado por procesos fisiológicos, cognitivos y afectivos que establecen a la conducta sexual dentro del contexto social. De esta forma, el desarrollo sexual está diferenciado por 3 etapas, en las cuales están, la indiferenciada de los 0 a los 11 años, quien, a su vez, se divide en 3 subetapas.
La primera es la fase exploratoria de 2 a 3 años, la fase de erotismo de 4 a 6 años y la fase de latencia, identificación e imitación de 7 a 10 años.
Seguidamente, se da la fase de transición de 11 a 20 años, la cual tiene una fase de pubertad entre los 11 a los 14 años, seguida de la adolescencia, donde se utiliza el ensayo y error como estrategias.
Finalmente, se llega a la fase diferenciada, hasta los 20-25 años aproximadamente, donde hay mayor discriminación y definición del patrón de conducta sexual.
Con relación a estas investigaciones sobre el desarrollo infantil, se puede comprender que la sexualidad está inmersa desde la niñez, y no únicamente en la adultez, como se pensaba anteriormente. Es por esto que los niños desde edades preescolares y escolares requieren información certera y orientación de parte de sus padres y educadores.
Esto debido a que es en la primera etapa de la niñez donde se construyen las bases de los procesos que brindarán una función sexual adecuada en la adultez, y que se pondrán a prueba y fortalecerán en las siguientes etapas de su desarrollo.
La sexualidad tiene varias ramas
Cabe destacar que, para facilitar la comprensión de las ramificaciones de la sexualidad, se hace necesario diferenciar entre los conceptos de sexo, orientación, género, expresión e identidad, ya que estos no significan lo mismo.
Sexo
De primera instancia, como indica Brown, G., (op.cit.) el sexo está relacionado a la condición biológica de una persona, que puede dividirse en hombre, mujer o intersexual (que son las personas que nacen con características biológicas que no son exclusivamente masculinas o femeninas, siendo que hay atributos sea cromosómicos, anatómicos u hormonales diferentes).
Orientación
Por su parte, la orientación sexual se relaciona a la atracción física, mental y sexual que una persona siente por otra, o si la misma no siente ningún tipo de atracción, en este sentido podemos encontrar en los extremos la heterosexualidad y la homosexualidad, con un espectro de por medio, que puede pasar por bisexualidad, asexualidad, entre otros.
Género
De forma similar, la identidad de género se trata de la forma individual, interna y subjetiva de percibir y vivir el género, la cual podría o no corresponder con el sexo de nacimiento, es decir, si la persona se considera hombre, mujer, transexual, inter género u otras denominaciones.
Expresión o Rol
Finalmente, se encuentra la expresión o rol de género, que es la manifestación externa de los rasgos culturales que permiten identificar a una persona como masculina o femenina. Esto conforme a los patrones considerados propios de cada género, por una determinada sociedad, en un momento histórico determinado.
Incluye todo lo que las personas dicen y hacen para indicar a sí mismas y a los demás el grado de adherencia al género con el cual se identifican. Es necesario indicar que algunas personas no sienten afinidad con ningún rol tradicional, o incluso sienten afinidad con ambos.
En este sentido, por mencionar un ejemplo, una persona podría tener una expresión de género femenina, mientras se identifica con una identidad de género masculina, y ninguna de las anteriores implicaría alguna orientación sexual específica.
Construcción de la identidad de género
De acuerdo con estas terminologías, surgen algunas preguntas sobre cómo se construyen la identidad de género y la orientación sexual, para comprender los factores que influyen en las mismas.
Es por esto que Aina, V.B. (2020) explica que, en el caso de la identidad de género, se construye en primera instancia sobre el sexo biológico con el que se nace, así como también, por lo que la cultura donde se vive considera “masculino” o “femenino” en ese momento determinado de la historia.
Una cuestión de tiempo y lugar
Por ejemplo, en la cultura irlandesa y escocesa, el kilt o falda escocesa, forma parte de la ropa tradicional masculina, sin embargo, en la cultura occidental, las faldas son prendas femeninas.
Por su parte, en los años cercanos a 1914 el color azul era utilizado para las niñas y el rosa para los niños, siendo que cambia al sentido contrario, posterior a la segunda guerra mundial.
Es decir, que la cultura y la época dispone lo que se asocia con el género masculino y lo que se asocia con el género femenino, siendo que estos criterios pueden ir y van transformándose a través del tiempo.
Además, la construcción de la identidad de género se ve al mismo tiempo influida por la clase social, la etnia, la raza, entre otros factores, por lo que, al crecer, cada persona se va identificando con estos elementos, estando condicionada por el sexo con el que ha nacido y la interacción con el aprendizaje de roles, estereotipos y conductas dictaminadas por la sociedad para ese sexo biológico.
¿La identidad de género diferente a la biológica es un trastorno?
En cuanto a las personas cuya identidad de género es diferente a su sexo biológico, en términos científicos, no se considera un trastorno, ni una enfermedad. Sin embargo, hay personas a quienes esta diferencia entre su sexo biológico y su identidad les genera un malestar clínicamente significativo.
Esto incluye síntomas como ansiedad, depresión e irritabilidad, que le impiden funcionar en los distintos aspectos de su vida, durante más de 6 meses. Estos son algunos criterios de un trastorno considerado como “disforia de género”.
De acuerdo con G. Brown (2019) “Las personas con disforia de género a menudo creen que son víctimas de un accidente biológico y están cruelmente encarceladas en un cuerpo incompatible con su identidad de género subjetiva”.
De esta forma, el tratamiento psicoterapéutico o quirúrgico-hormonal consiste en la adaptación de la persona a su vida cotidiana. Ayudándoles a lidiar con la discriminación y el estigma social, guiándoles a encontrar una expresión de género que les identifique, facilitando la transición si hay un cambio de roles, así como para manifestar a sus allegados su identidad, tratando los trastornos comórbidos como la ansiedad, depresión u otros.
Es importante acotar, que es una falta ética profesional el tratar de disuadir a la persona sobre su identidad, ya que está comprobado científicamente que no tiene ningún resultado favorable y a su vez, es dañino para la salud mental de la persona.
Origen de la orientación sexual
Por su parte, existen muchas teorías que tratan de describir la etiología de la orientación sexual de una persona. El consenso mayoritario de la comunidad científica actual ha llegado a la conclusión de que la misma, es el resultado de una interacción compleja de factores biológicos, cognitivos y del entorno, siendo que el papel mayoritario lo tienen los factores hormonales, genéticos o innatos.
Es por esto que se ha observado que, en la mayoría de las personas, la orientación sexual está moldeada desde edades tempranas y en otras, surge a partir de la adolescencia. De este modo, se conoce que las personas no pueden escoger su orientación sexual y esta no puede cambiarse de forma voluntaria, así como también es un hecho que la misma no es una enfermedad ni un trastorno.
¿Y cómo se relaciona la sexualidad con la educación?
Como se ha comentado, comprendiendo el desarrollo infantil, así como los conceptos relacionados a la sexualidad, surge la inquietud sobre la importancia de incluir en el ámbito escolar los contenidos referidos a la diversidad sexual.
En este aspecto, de acuerdo con la Secretaría de Gobernación de México (2016), la diversidad sexual es un término que se basa en el cuestionamiento del concepto, de que hay una forma única de percibir y demostrar la sexualidad y los afectos, manifestando la existencia de más de una forma de expresarlos.
Asimismo, se comprende que la sexualidad humana es un medio para comunicarse e interactuar en la sociedad, que está llena de significados y simbolismos, lo que ayuda a los seres humanos a conocerse, comprenderse, acercarse y relacionarse, y así establecer las formas en las que en un futuro desarrollará su sexualidad.
De esta manera, cuando las personas desarrollan relaciones afectivas o manifestaciones de la sexualidad, que no se ajustan a lo establecido y permitido por la sociedad, como indican Mujika, I. y Villar, A. (2009) se establecen barreras comunicativas que generan conductas discriminatorias, prejuiciosas o estigmatizadas.
¿Y el sistema educativo?
Se observa que aún en diferentes ámbitos como el escolar, se omite la presencia de las personas transexuales y homosexuales, generando esto desigualdad social. Por esta razón, se han realizado múltiples estudios mundiales, como refleja COGAM (2006), donde se refleja que cuando se brinda información sobre la realidad de la diversidad sexual, se observa una disminución hacia las fobias a este colectivo de personas.
Por su parte, en la investigación de Castelar, A. F. y Lozano García, J. A. (2018) encontraron que el sistema educativo es un espacio que se está iniciando en el camino de la diversidad de pensamientos, sentimientos y comportamientos. Sin embargo, en los docentes se ha producido una sensación de incomprensión sobre cómo proceder ante la diversidad física, relacional, comportamental y sexual de su cuerpo estudiantil.
Por un lado, se les solicita a los docentes reconocer la diversidad, y por otro lado, estos se encuentran con los principios y normas de las instituciones educativas, quienes exigen uniformidad, control y orden de los estudiantes basada en las expresiones, orientación e identidad única.
El tabú de la sexualidad
En relación con esto, López, C. y Martínez, L. (2015) comentan que aún se encuentran muchos tabúes en relación con la sexualidad, lo que genera que se dificulte el explicar y conversar con naturalidad y tranquilidad sobre la diversidad en las instituciones educativas.
Por esto se hace fundamental tomar en consideración que la diversidad existe, es un derecho y como tal, se debe garantizar, para que las personas puedan tener una vida feliz, en libertad y sin temores. Para ello se requiere debatir las creencias y pensamientos estereotipados de lo que se considera que debe ser el amor y las relaciones interpersonales.
Tomando esto en consideración, es necesario recalcar que la Organización Mundial de la Salud (OMS 2018) dice que:
“La sexualidad es una parte central de todas las personas a lo largo de toda nuestra vida y que comprende el sexo, la identidad de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexual. La sexualidad se ve y se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, conductas, prácticas, papeles y relaciones interpersonales. La sexualidad puede incluir todas estas dimensiones, no obstante, no todas ellas se vivencian o se expresan siempre. La sexualidad está influida por la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y espirituales”
¿Qué opinan los especialistas?
Ante este panorama, para los especialistas se considera necesario incluir el tema de la diversidad sexual desde el ámbito escolar, con la finalidad de que esta pueda ser comprendida desde los primeros años de vida. De este modo, tanto los niños como las niñas están en su derecho de conocer las distintas realidades que existen para las personas al sentir y expresar su afectividad, identidad, orientación y expresión de la sexualidad, así como también el comprender que existen múltiples formas sobre cómo se ve y estructura una familia, fuera del patrón tradicional.
En este aspecto, Mujika, I. y Villar, A. (2009) explican que actualmente se han incrementado las situaciones familiares fuera del rol tradicional, siendo que en muchas ocasiones los niños y las niñas con estas familias se sienten avergonzados, señalados y discriminados, ya que no cuentan con espacios ni oportunidades para hablar y expresar sus opiniones y sentimientos sobre esta temática.
Es por esto que, analizando el aspecto socioafectivo relacionado, en muchas ocasiones, las instituciones educativas son los espacios principales donde se relacionan socialmente los menores, por lo que debe ser un lugar donde puedan sentirse en la confianza de compartir con otros sus vivencias, experiencias, pensamientos y sentimientos personales, sin sentirse juzgados.
Finalmente…
Por este motivo, se observa que al incluir el tema de la diversidad sexual dentro de las aulas, se benefician todos los niños y niñas, ya que promueve la tolerancia, empatía y comprensión que generará en un futuro, que estos no perciban la diversidad como algo prohibido, tabú o malo.
Como se ha analizado a través de la evidencia, la identidad y la orientación sexual distintas a las socio normativas, no son algo que se escoge o se cambia por decisión, sino que se desarrolla por la interacción entre múltiples factores externos e internos, así como tampoco son considerados científicamente como trastornos o enfermedades, por lo que al conversar abiertamente con los infantes sobre el tema, se incentiva que se disminuya la discriminación y fobias sociales relacionadas con la sexualidad humana, favoreciendo así la aceptación de una sociedad inclusiva.
Referencias:
Aina, V.B. (2020) Identidad de género: qué es y cómo se construye. Psicología-Online
American Psychological Association. (2013). Orientación sexual e identidad de género. http://www.apa.org/topics/lgbtq/sexual
Brown, G. R., (2019). Generalidades sobre la sexualidad. MD, East Tennessee State University
Brown, G. R., (2019). Disforia de género y transexualidad. MD, East Tennessee State University
Castelar, A. F. y Lozano García, J. A. (2018). Reconocimiento de la diversidad sexual en la escuela: algunas paradojas. CS, (25), 51-79.
COGAM. (2006) Homofobia en el sistema educativo. Madrid, 2006, pág.5
León, C (2016) Secuencias del desarrollo infantil integral. Universidad Católica Andrés Bello, Caracas.
López, C., Martínez, L. (2015). Diversidad sexual y de género en el aula. Herramientas de trabajo para el profesorado. Educando en Igualdad Escuela.
Mujika, I., Villar, A. (2009) Informe del proyecto educativo «Diversidad sexual y nuevas familias». ALDARTE, Bilbao.
Organización Mundial de la Salud (OMS 2018). La salud sexual y su relación con la salud reproductiva: un enfoque operativo. ISBN: 978-92-4-351288-4
Rubio, J. (2014). ¿Por qué el rosa es de niñas y el azul de niños? Ediciones El País S.L.
Secretaría de Gobernación (2016). ¿Qué es la identidad de género? Gobierno de México